INSIDOUS - CRITICA



Dirección: James Wan
Guion: Leigh Whannell
País: EE.UU         
Género: Terror
Año: 2011


El realizador australiano nos relata como una familia intentara prevenir la captura del hijo mayor inmerso en un extraño "coma" por espíritus malignos del reino llamado "el mas allá". Desesperadamente buscan ayuda para recuperarlo en una carrera contra el tiempo.

Su retorica termina siendo parcialmente parca al redundar en el manejo de elementos característicos del genero, exiguos en su ejecución.  Tomando por ejemplo del  clásico film ‘Pesadilla en la calle Elm’ de Wes Craven, innovador en su época, aspectos similares e imprimirlos, mas no los renuevan.

En su primera mitad, insiste en generar tensión de manera súbita sin preparación ascendente mediante travelings estándar, acompañados de una banda sonora rutinaria para provocar tenues destellos de espanto, olvidando el sosiego  atmosférico previo. Ignoro si fue adrede, pero percibía una ligera sátira al género. En cambio hacia la segunda mitad, se comprueba una notoria mejora al formar su aceptable ambientación metafísica en parte del clímax mediante un efectivo montaje con acertadas tomas de cámara subjetiva; sin embargo, se torna tedioso posteriormente en algunas secuencias forzadas.

Cuanto a sus personajes, nos damos cuenta que no sentimos empatía con ellos pues carecen de  estructura y progreso, solo meros arquetipos vistos en tantas ocasiones; la pareja deteriorada emocionalmente, el infante poseído, la anciana médium, o los jocosos cazadores sobrenaturales como intervalo “cómico” son piezas al servicio de una trama nada exigente.

En conclusión, otro producto de terror sin algún asomo de originalidad que se integrara a la extensa lista de producciones genéricas americanas. Aunque pondré la magnífica pieza ‘Dulce o truco’ de Michael Dougherty como excepción a la regla, poseedora tanto de un optimo y acoplado armazón narrativo en su guion, como de una balaceada construcción actoral en un legitimo entorno desconcertante y turbador. Solo genuino miedo taumatúrgico evitando los efímeros “sustos de salto” actuales.

Por: OSCAR CABRERA




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