COWBOYS & ALIENS - CRITICA



Dirección: Jon Favreau
Guion: Alex kurtzman, Roberto Orci, Mark Fergus, Hawk Ostby y Damon Landelof
País: EE.UU         
Género: Ciencia ficción/western/aventura         
Año: 2011


Ambientada en 1873, un hombre deseando esclarecer su identidad se embarca en una odisea junto al grupo formado por habitantes de un modesto pueblo en busca de sus seres queridos que han sido raptados por una raza extraterrestre, viéndose obligados a luchar por la supervivencia y procurar detener la inminente invasión.


Observamos un interesante hibrido entre un genero icónico como el western (films del oeste) con el de ciencia-ficción, también siendo este cruzado al contener aventura, fantasía y drama. Me resulta muy llamativa tal fusión por lo estable que resulta en todo su metraje, logrando entretener al espectador con un adecuado balance entre la efervescencia en los efectos visuales muy bien logrados, aunque no llega a estremecer, y una ejecución narrativa muy dinámica manteniendo el interés sin mayores pretensiones implícitas en lo que desea transmitir.

El riesgo en estos productos comerciales al relatar de manera concisa es desaprovechar potenciales elementos simbólicos en ella, o que la construcción de personajes resulte floja y careciendo de singularidad; aquí se cumple con creces pues la introducción de los caracteres es rápida pero sustancial, su proceder está justificado durante los acontecimientos logrando evolucionar interactuando entre ellos, culminando satisfactoriamente su redención  mediante la cooperación.  Conjeturando,  la batalla contra los seres alienígenas es planteada como una metáfora de la ardua lucha interior al tratar de no cohibir, sino librarse de las agobiantes cargas emocionales.

Sin embargo, se pudieron depurar ciertas caracterizaciones para quedar menos arquetípicas, por ejemplo el predicador del pueblo con más aspectos que solo dar los acertados comentarios reflexivos hacia el tabernero inmerso en la confusión existencial, volviéndose quejumbroso en la mitad del film y manifestando confianza en sí mismo casi instantáneamente. Dado este ejemplo vemos en los demás personajes solo guiños de originalidad, como en la interpretación mesurada de Daniel Craig en el protagónico con destellos de carisma, siendo contraparte ideal de un Harrison Ford bastante imponente; por el lado femenino Olivia Wilde ha logrado en su registro actoral algo bastante delicado, ser cándida y enigmática simultáneamente.
Con suficiente brío y complementando en lugar de subyugar el contenido, las secuencias de acción captan el interés sin abrumar los sentidos; lo acostumbrado en las películas del “director” Michael Bay, aquel sujeto realizador de ciertas piezas como estrategia de marketing con robots transformables que le fascina marearnos con la cámara.

En conclusión, Jon Favreau en el trabajo de dirección, siendo actor además, ha demostrado gran mejoría como narrador desde las anteriores “Iron man” o “Zathura”, involucrándonos en una aventura tan exuberante como peculiar y encontrando tal vez su lenguaje.  Quiero resaltar el trabajo de fotografía del operador Matthew Libatique  que en cada toma dota de intensidad apelando a los contrastes de luminosidad  y color, para transmitir el estado anímico del  protagonista en su adversa condición.

Por: OSCAR CABRERA 




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