CLASICOS - EL DESIERTO ROJO - CRITICA



Dirección: MIchelangelo Antonioni
Guion: Michelangelo Antonioni y Tonino Guerra
País: Italia
Género: Drama
Año: 1964

Giulliana sufre un grave accidente automovilístico que la deja conmocionada. Logra recuperarse físicamente, sin embargo adquiere secuelas psíquicas que le impiden llevar una vida comun y relacionarse con la gente. Ahora percibe Rávena, su ciudad, como un desierto no solo físico, sino ademas en los vínculos personales.

Una manera verbal apropiada para describir este film es muy difícil hallar, aunque en mi opinión la defino como la travesía sensorial por una psique en deterioro. Contemplamos impotentes como espectadores el declive psicológico de un afligido carácter femenino, cuyos temores e idealizaciones deformadas terminan amalgamadas en una sola cuestión angustiosa, miedo a la soledad. Inmersa en su neurosis, observamos conmovidos como a pesar de querer comprensión y guía, parece recaer en una regresión emocional al ser incapaz de interactuar. En otras palabras, le es posible conectarse superficialmente por lapsos, aunque se cohíbe intentando comunicar su inefable y vulnerable condición.

Tales episodios depresivos en la aislada protagonista están inscritos en analogías metafóricas dentro de los espacios lúgubres y asépticos, e incluso en el mismo lenguaje cinematográfico cuando utiliza un montaje abrupto, con acertadas tomas y acompañamiento sonoro desconcertante, para concretar simbolismos y expresar la súbita inestabilidad de su inconsciente latente.


La afianzada y contenida interpretación de Monica Vitti consigue transmitir la agonía, el estupor e incertidumbre de su personaje a partes iguales. Acercándose a instantes realmente álgidos y vehementes en su progreso.

En conclusión, si bien establece una narrativa pausada y contemplativa, Antonioni es contundente y coherente en sus planteamientos sin que nada quede disperso. Imprime de forma sensible una profunda comprensión de la endeble identidad durante la enajenación y la deshumanización. Fluye en general y tan solo queda que lo experimenten por ustedes mismos. 


Por: OSCAR CABRERA


BONUS

Escena de la niebla



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