LA IMPORTANCIA DEL CARÁCTER - UN ANÁLISIS BREVE DE JACKIE BROWN


Aminorado el furor de ‘Django sin cadenas’, creí pertinente hablar sobre ella...pero recordé otra pieza de Quentin Tarantino que muy pocos nombran y que comparte una linealidad narrativa bien cuidada, ‘Jackie Brown’. La cinta posee una dialéctica imparcial e hilvanada con tal eficacia, que al moverse dentro de su contexto fílmico, el cine negro, se percibe natural y concreta al tratar los límites de la “moralidad”.

Tarantino ha sido un tipo que me ha divertido bastante con sus rupturas lúdicas y estrambóticas de los géneros fílmicos, construyendo un deleite cinéfilo y cuyos detalles son ubicados disimuladamente o en función de la historia; basta recordar las afortunadas ‘Reservoir dogs’ y ‘Pulp Fiction’.

Sus relatos además, suelen dar cierta profundidad a personajes arquetípicos dentro de un universo muy estilizado. Sin embargo en la película que nos incumbe encontramos personajes que están bajo los parámetros del realismo fílmico, con reales motivaciones y aspectos de identidad verosímiles que se desbordan -en el buen sentido-, guiados por una diegesis musical inspirada. En verdad nos importa lo que les pueda pasar, en lugar de solo sentir empatía por lanzar uno que otro golpe en los diálogos.


Por lo convencional de sus interacciones, el cineasta atenúa el humor negro y las exageradas personalidades en pos de este oxímoron: silencio estremecedor.

Basada en el libro 'Rum Punch' de Elmore Leonard, manifiesta cierta progresión minuciosa a un sencillo argumento, desprovisto de algún sermón manido sobre la codicia. Aquí la oscuridad de los acontecimientos plasmados llega a impactar seriamente; traspasa el guion y consigue una crudeza emocional con libre subjetividad del espectador.


En lo anterior redactado no estoy desmereciendo las otras piezas de Quentin, sino que deseo establecer la historia protagonizada por Pam Grier como una transición a la depuración del método “Tarantiniano”. Siendo patentes los efectos en ‘Bastardos sin gloria’ o ‘Django’, sobre todo cuando vemos una mayor conciencia en la aplicación de sus influencias, refiriéndome al Blaxploitation en este caso.

Fascina ver la batalla de su protagonista frente a las adversidades y acarreando dilemas internos correctamente explorados, mientras pone a prueba su coraje frente a los antagonistas bidimensionales –no villanos- o algún secuaz unidimensional. Tal como lo haría Grier en los viejos tiempos, pero sin la brusquedad -genial en algunos casos- de cintas como ‘Coffy’ de Jack Hill. Rindiendo tributo a los comienzos del subgénero antes de convertirse en una parodia de sí mismo. Ahí la supervivencia con ingenio en la selva de concreto trascendía la raza, el credo y la posición económica, rememorando ese buen film ‘Black Caesar’ de Larry Cohen, o tambien 'Sweet Sweetback´s Baadasssss song' de Melvin Van Peebles, arriesgada en experimentación.


Parafraseando a Tarantino, contaba que cada nuevo rodaje era como escalar el Everest, –Fue en el programa de televisión ‘Iconoclastas’ con la cantautora Fiona Apple- refiriéndose sobre todo a ‘Kill Bill’. Francamente, aunque él tal vez no esté de acuerdo, creo que esta película es una cumbre genuina y tan válida como las demás. Dejando por un momento los excesos autocomplacientes, pero brillantes, para demostrar un maduro manejo del lenguaje.

Por OSCAR CABRERA


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