QUICK CRITIQUES IX - IMPRESIONES FILMICAS

¡Hola queridos cinefilos! he aquí otra entrega y ya saben como funciona, así que comencemos.


Love



Aceptable, algo suave para mi gusto y no me refiero solo al sexo.

Es sencilla realmente en propuesta y practica, pero carece de garra. Algo impensable en un tipo como Gaspar Noe que nos ha dado imágenes fuertes y estremecedoras.

En tantas películas antes hemos visto el jubilo, la obsesión, el auto-engaño, el deterioro y la transformación del ser mediante esa difusa linea entre lo que llamamos amor y el sexo, este ultimo como reflejo de aquellas fases. Noe cumple al mostrarlas con credibilidad en un relato fragmentado, aunque bien estructurado. Sin embargo es irregular en ritmo y la verdad seria mas potente si quitara ciertas partes que transmiten redundancia emocional, o no dilatara momentos que pueden resolverse en una breve toma o un buen corte abrupto, lo digo por el final para señalar algo. A veces menos es mas. 

Eso sí, las secuencias sexuales son según lo prometido, y maldita sea, algunas son claras y muy bien filmadas, a pesar de algunos cortes de montaje que no convenían en la inmersión del espectador, en general.

Echo de menos al Gaspar mas concreto y visceral de Irreversible. Aquí faltaron momentos álgidos para los personajes; están matizados y bien llevados, pero da la sensación por instantes de estar a la deriva con ellos durante el relato. Esto debía ser un choque para nosotros y confrontarnos con nociones sobre la levedad y el peso en las relaciones -Kundera basico-, mas no llega a ser tan anodina al menos. 

Funciona a medias al intentar alejarse de los rincones habituales y es un interesante entretenimiento erótico que se salva apenas del tedio, sin llegar al clímax en todos los sentidos. 



 




Thirst



Pudo ser mejor, viniendo de su autor.

Chan Wook-Park conoce a profundidad los artilugios del efectismo fílmico, sabe componer escenas y generar sensaciones legítimas mediante imágenes realmente poderosas, tan cuidadas que a veces nos desorienta y olvidamos un santiamén lo que nos relataba. Sin embargo cumple su propósito al querer insinuar, sacudirnos e introducirnos a los recovecos más sórdidos del comportamiento, pero funciona porque lo hace con elegante sutileza y un minucioso manejo del tiempo narrativo gracias a una articulada escritura. Así los trucos no se perciben a grandes rasgos en sus historias.

Park emplea una singular narrativa y deconstruye referencias clásicas como relatos griegos o los típicos de Dostoievski -por ejemplo en su trilogía de la venganza-, pero siempre con la máxima de encontrar el balance con la prolija estética e hilvanar las situaciones, personajes y propósitos en pos de la verosimilitud. Por desgracia Thirst es uno de esos pocos casos que me desconciertan como cinéfilo al ser el primer gran tropiezo de su creador. Cautiva por la frescura de su propuesta en ejecución e incluso estremece cuando requiere, aunque el efectismo es patente con descaro y perjudica la inmersión en donde surgen eventos o cambios a veces de manera arbitraria. Mostrando a un director dispuesto a sacrificar retazos de coherencia para momentos sobrecogedores no tan exquisitos sobre la condición de los personajes y sus acertados dilemas. Ni que decir del tono, con el humor negro, el "terror" y el drama mal distribuidos.

El sacerdote vampiro es una metáfora tan suculenta que en medio de los cuestionables atajos argumentales está bien plasmada. La represión, la hipocresía religiosa, la obsesión, la culpa, la pasión nociva, la soledad y la identidad en crisis por la fe se exploran, mas el conjunto en ocasiones es tan disperso; jamás concreta ideas y se enfoca en secuencias que sobran. El potencial trascendente se disuelve. En otras palabras, no fluye totalmente y retoma fuerza brevemente en ciertas aéreas logradas, pero olvidables por apelar a una defectuosa suspensión de la credibilidad, que en el género fantástico es un crimen. 






Por Oscar Cabrera




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