ESTRENO - ANT-MAN - CRITICA
Director:
Peyton Reed
Guion:
Edgar Wright, Joe Cornish, Adam McKay y Paul Rudd
Género: Ciencia-Ficcion/Heist/Comedia/Accion/Drama
País: EE.UU
Año: 2015
Basado en el personaje creado por Jack Kirby, Stan Lee y
Larry Lieber
Scott Lang, un
extraordinario ladrón muy conocido, sale de prisión deseando redimirse y recuperar
lo único importante, su hija Cassie. Cruzará caminos con el Dr. Hank Pym, científico retirado y
fundador de una gran compañía tecnológica, quien desarrolló años atrás una
fórmula que altera el tamaño corporal e incrementa la fuerza por medio de un
traje especial con propósitos militares. Pym requiere su ayuda para evitar que Darren Cross, ex-pupilo y ahora
director de la empresa, replique el proyecto y lo utilice en fines oscuros. Él
no tiene más opción que convertirse en Ant-Man
y salvarnos de un posible desastre gracias a la arrogancia humana.
Parte de la magia es que a pesar del conocimiento previo del
material original y un entendimiento del lenguaje fílmico, entremos vírgenes al
cine dispuestos a la experiencia. Si, lo sé, muchas críticas, o reseñas han
empezado así; no obstante lo traigo a colación porque al ver Ant-Man salí
sorprendido, no por la película per sé, sino por lo que representa para mí.
Esta cinta me cerró la boca y cuando pasa, me encanta.
Antes de explicar digamos lo principal, la cinta es correcta
en su realización. El guion tiene una estructura y progresión decentes, de
acuerdo a su mezcla de géneros; tiene alguna que otra situación ingeniosa y sus
personajes poseen una dosis esencial de carisma, nos importan. Pasas un buen
rato, pero efímero por el tratamiento estándar de lo planteado, y hace poco al
generar real interés para suponer que subyace algo más en las imágenes, aunque
las subtramas están bien distribuidas en general. Todo funciona sin deslumbrar.
Listo, ahora el meollo, la cinta sobresale por la odisea de su concepción y las
complicaciones al materializar tal proyecto. Pensando en ello, es todo un
acontecimiento que saliera airoso siquiera.
Recordemos que Edgar
Wright, uno de mis directores favoritos, depuró y consintió por años al
personaje, ya dispuesto a plasmar su visión. Un tipo cuyo estilo vibrante e
imaginativo hace gala de una narrativa muy personal y bien encajada en la
sensibilidad contemporánea, basta con observar la “Trilogia Cornetto” (Shaun of the dead, Hot Fuzz y The World´s
end) o Scott Pilgrim contra el mundo. Nunca subestima al público, es
un autor completo. Entonces era obvio mi entusiasmo mientras esperaba su hombre
hormiga, sin embargo por motivos lógicos –según la productora y una perdida
para el deleite cinematográfico- Edgar sale del proyecto, pues su interpretación
no cuadraba con la integración final del héroe al Universo Cinematografico de Marvel. Como sabemos vinieron los temidos
cambios en la historia y buscaron a un nuevo director, sin alargar esto, cuando
se trata de la estricta producción de Marvel ofreciendo pocas libertades y la
elección de Peyton Reed, un artesano
que sabe construir gags cómicos dentro de una carrera nada interesante y tan
solo cumple los encargos, eran ínfimas las esperanzas en apariencia.
Aun así puse mis conjeturas a un lado y entre a la sala. Quede
muy satisfecho, pues Reed y su equipo me dieron una bofetada a gusto. Percibí
mayor entrega suya al buscar un significativo balance entre los aportes de Wright
y su cosecha. Sus límites como narrador siguen vigentes claro, pero notas el esmero
en terrenos nuevos, sea planificando las secuencias de acción, o ampliar
sutilmente el rango emocional de los bidimensionales protagonistas. En otras palabras, Payton nos entrega la segunda
película más redonda y atrapante del UCM, luego de los Guardianes de la Galaxia de
James Gunn. Se las arregló para
conseguir una óptima cohesión y sacar a flote un proyecto del que muchos
dudaban, me incluyo. Aquí aplica un dicho recurrente en el medio, “Nadie sabe
nada”. ¿Qué más podemos decir?
Por OSCAR CABRERA
Lo mejor de dos géneros fantásticos. Superhéroes, con todo lo que implica. Y robos, con sus cajas fuertes, sus planes, sus triquiñuelas...
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