LOS HONGOS (2014) - BREVE RESEÑA
Estamos en Santiago de Cali y el relato nos sitúa con dos jóvenes, Jovan Alexis “Ras” y Calvin, ambos grafiteros con vidas adversas cada uno que recorren sin rumbo las calles, no solo buscando muros para pintar, sino su propia libertad además, pues ellos perciben los matices del entorno y las personas junto a los problemas que sufre la ciudad. Entran en contacto con una cultura urbana ignorada por los medios de comunicación, el gobierno local o también oprimida por el “efectivo orden” de la policía. Un viaje al lado más underground de Cali, que en el arte de sus paredes se transmite el anhelo de ser escuchados.
No es una gran historia, carece de momentos emocionales
álgidos, ni pretende ser una herramienta de denuncia. Oscar Ruiz Navia dirige
un retrato generacional, una mirada imparcial a un contexto social con tintes
políticos mediante la interacción de los dos protagonistas, cuya vía de expresión
artística es quizás la más pura al manifestar con sus francos trazos de inmensa
riqueza cromática la inconformidad frente al estancamiento tanto de su metrópoli,
como la de sus propias vidas. En otras palabras, los flagelos de esta y otras
grandes ciudades son el trasfondo, mas no es el principal enfoque del
largometraje. Es casi una experiencia de inmersión e invita al espectador a
conocer esa Cali que algunos prefieren evadir, un genuino y honesto
acercamiento cotidiano sin tapujos que alza la voz por su actual condición.
Además podría ser un meticuloso registro de una real revolución artística
contra cualquier demagogia, represión, corrupción o apatía a su manera, y jamás
se tornara complaciente.
Nos identificamos bastante cuando presenta situaciones tan
cercanas, que de nuevo cuestiona –como es habitual hoy en día- la vieja
conocida línea entre realidad y realismo fílmico, casi se diluye. Aunque es
serena al narrar siempre pasa algo interesante, aportando algo a las personalidades
y diálogos. De nuevo, no es un drama intenso, sin embargo te preocupan las
aventuras de Calvin y Ras –actores naturales con registros moderados muy
interesantes- cuando se desplazan por las avenidas hacia su liberación, y aun
mejor verlas plasmadas en un maravilloso retorno a los 35 milímetros.
Nada aquí es estilizado e idealizado, es directo. Posee una
belleza única de ambigüedad exquisita en su renovador conjunto. Olvídense de
encontrar un panfleto cursi o torpe como Ciudad
Delirio (2014) por ejemplo, en cambio Navia consigue un balance ideal de
ritmo e ideas que en El vuelco del
cangrejo (2010) no estuvo tan logrado. Por último, el mosaico musical es
fantástico y mencionaría el repertorio, pero prefiero que ustedes vayan y lo
experimenten.
Por OSCAR CABRERA
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