ESPECIAL - STOKER - CRITICA
Dirección:
Park Chan-Wook
Guion: Wentworth
Miller
País: EE.UU
Año: 2013
Género: Drama psicológico
India Stoker pierde inesperadamente a su padre Richard en
circunstancias extrañas, pasando justo el día que cumple dieciocho años y quedándose
tan solo con su madre, la cual no goza de estabilidad emocional. Durante el
funeral, aparece un sujeto llamado Charlie quien dice ser el hermano de su padre,
argumentando que ha viajado por todo el mundo durante su ausencia. No obstante
decide quedarse en la casa con ellas, incrementándose las sospechas de India
hacia este individuo y sus probables secretos turbios.
Primera incursión del realizador coreano Park Chan-Wook en
terreno norteamericano, donde imprime ciertas señas de su estilo visual para
sacar adelante un guion endeble y básico con relativo éxito. Creando planos
exhaustivamente planeados –habitual en él, teniendo en cuenta su magnífica
trilogía de la venganza- que permiten adentrarnos en su atmosfera y disimular
sus carencias. Desaprovecha la potencial exploración emocional a la difusa linea entre maldad inefable y trastorno psicológico frente a la represión, repercutiendo en la etiqueta impuesta "perversión".
Consigue mantener al espectador en vigilia mediante una acertada
construcción del suspenso que inevitablemente me recuerda a un hitchcock en
forma. Se dilatan las secuencias tan solo lo necesario e incluso -como lo hacía
el maestro- apela a unos diálogos soporíferos en beneficio de generar una
tensión desconcertante. Sin embargo no se posiciona más allá de un ejercicio destacable
de pulso narrativo, pues no ayuda que sus personajes solo estén delineados con ínfimas oportunidades de construir un
trasfondo decente y desarrollarlos, el libreto solo se limita a estremecer
presuntuosamente.
Por lo tanto la gran virtud de la dirección y de las interpretaciones
que trabajan con lo pobremente escrito, es transmitir desasosiego en unos
“giros argumentales” que a pesar de saber el público los acontecimientos
siguientes, se ignora el cómo concluirá. Solo un artista del lenguaje como
Park-Wook lo hace con habilidad en un montaje simbólico bastante logrado.
No es de extrañar lo anterior cuando notamos la cinefilia
del director bien aplicada, la cual viene desde sus labores de crítico fílmico.
Destaco sobre todo el magnético trabajo de Mia Wasikovska y Matthew Goode, que
son los roles más coherentes en esta sencilla historia. Para nada es un gran
film aunque resulta llevadero, salvándose de la total decepción.
Por OSCAR CABRERA
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