ESPECIAL- BLADE OF THE IMMORTAL/CIRCULO BOGOTANO DE CRÍTICOS Y COMENTARISTAS DE CINE
Recién salido del horno y para CBCine, he aquí mi critica al mas reciente trabajo del prolífico Takashi Miike, Blade of the immortal (La espada del inmortal).
Muchas gracias por su preferencia y pasen en confianza.
Link articulo: http://www.cbcine.org/blade-of-the-immortal-takashi-miike-estado-puro-gracia/
Muchas gracias por su preferencia y pasen en confianza.
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Basado en el manga de
Hiroaki Samura, esta adaptación cinematográfica nos relata las desventuras de
Manji, un samurái que adquiere la inmortalidad luego de que una misteriosa
anciana, quien afirma tener 800 años, le introdujera unos extraños gusanos
capaces de regenerar continuamente su cuerpo. Gracias a ello le salvo de morir,
pues había luchado él solo, e invadido por una ferviente ira, contra un grupo de
bandidos que mataron a su hermana menor, su única familia. Para Manji tal
condición es una perpetua maldición, un castigo por anteriormente asesinar a su
maestro y a varios guerreros de su dojo, entre ellos el marido de su hermana. Ahora
tan solo anhela un final.
Han pasado cincuenta
años, y una joven llamada Rin Asano desea venganza por la muerte de sus padres
asesinados por el Itto-ryu, un sequito de guerreros liderado por Kagehisa
Anotsu. Sin dejarse abatir, Rin escucha hablar de Manji y decide buscar su
ayuda para encargarse de Anotsu; al conocerlo entabla una relación peculiar muy
cercana a pesar de la obstinación del longevo guerrero, que acepta a
regañadientes el encargo. Por lo tanto, Rin y Manji enfrentaran sus pasados en
una misión rebosante de agonía, furia, intriga, sangre y quizás redención.
Luego de cien
películas en sus hombros, Takashi Miike no da señales de claudicar ante el paso
del tiempo ni someterse a las imposiciones de la industria fílmica. Continúa en
un tour de force contra sí mismo,
siempre probando y deconstruyendo formulas hasta forzar los alcances de la expresión
audiovisual; mostrando un total compromiso con su visión transgresora y
personal. Por ello hace gala de un dominio y balance en su lenguaje que muchos
envidiarían, siendo capaz de presentar con absoluta solvencia relatos de género
sobre yakuzas, de horror o del Japón feudal, y a su vez maquinar sátiras experimentales tan corrosivas
y absurdas como pueda concebir su fértil cabeza.
En ocasiones estos
ejercicios han causado estridentes tambaleos al cuestionar, sin filtro alguno, el
sistema social de su nación, mientras se burla cínicamente de las miserias,
vicios, ambigüedades y demás decadencias morales del japonés moderno, empleando
una refinada comedia tan negra y grotesca como la brea. Puede que algunas películas tengan problemas
con detalles narrativos, de ritmo o comunicativos por alegorías forzadas y
demasiado herméticas, pero su cine siempre es coherente ante sus inquietudes,
obsesiones y perspectivas nihilistas. Te puede escupir en la cara; te gustará o
no su obra; pero siempre tendrá un estilo y será como le plazca.
Quería dar tan extensa
introducción porque Blade of the Immortal
(La espada del inmortal), el más
reciente trabajo de Miike y motivo del presente texto, es la consumación de sus
constantes en una convergencia única. Podría decir que es un desmadre meditado,
exponiendo un derroche de técnica exquisita al componer secuencias de acción explicitas
y caricaturescas, a la vez que se desenvuelve de forma correcta cuando
desarrolla personajes; si bien carecen de real profundidad, son arquetipos provistos
de cierta intimidad y dimensiones suficientes.
Es la exhibición de
toda su experiencia y cristalina comprensión del poder de la imagen. Cada
encuadre está repleto de detalles y en completa sincronía en sus movimientos,
espacios y tiempos; presta igual atención a la duración de las tomas y a las posibilidades
en las acciones y motivaciones de sus personajes, con buenas interpretaciones
actorales vale agregar. Consigue transmitir el meollo de ciertas escenas mediante
sutiles gestos entre las exageraciones y unos aparentes diálogos soporíferos, e
histriónicos, cercanos al melodrama tradicional. Por esa claridad aborda de
manera directa y efectiva los complejos trasfondos de los protagonistas y sus móviles
difusos al confrontar dilemas éticos e internos. Tal vez se echa de menos una
exploración más comprometida hacia las repercusiones psicológicas o emocionales
de la venganza, a pesar de su convencional construcción y utilizar individuos
tanto amorales como cándidos sin consideraciones.
Miike posee una facilidad
pasmosa para cambiar aleatoriamente de tonos durante el progreso de sus
metrajes; sin embargo aquí se percibe más cuidado, minucioso, incluso elegante
en la transición casi imperceptible de un matiz a otro y con intervalos
dramáticos o cómicos que encajan apropiadamente. Es claramente la confirmación de
su madurez como realizador, entregando un exceso refinado de inigualable
energía. Perfectamente podría quedar entre mi selección personal junto a otros
trabajos suyos, Visitor Q o Audition.
Detrás de la sangre a
borbotones, la estética sucia pero bella, los códigos del manga en que se basa
y del espectáculo en instantes apabullante, Miike escudriña una vez mas y con
mirada aguda el cambiante, ambivalente y endeble lienzo de la naturaleza
humana; poniendo pinceladas a veces toscas, aunque con inadvertidas texturas
del dolor y los anhelos inherentes de seres inmersos en su estrambótica nausea
existencial. Sencillamente una mirada realmente honesta, franca, cruda y nada
complaciente.
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