QUICK CRITIQUES XI - IMPRESIONES FILMICAS

La primera entrega del año de mis primeras impresiones, una lista ecléctica con productos en su mayoría satisfactorios. Tenemos una visión navideña, la ultima e inerte pieza de Woody Allen, un tokusatsu con estilo, el retorno a una galaxia muy lejana y el nuevo desmadre genial de Tarantino. Así que sin mas, déjense llevar.


Krampus



Su guion es sencillo y conserva algunos clichés del genero, es modesta, sin embargo se mantiene. Tiene un correcto balance entre comedia y terror, y aunque no funcione siempre al generar tensión, brinda un sentimiento único por su identidad como obra. Sus personajes poseen cambios sutiles e integra de manera ingeniosa el costumbrismo y la mitología, típico de Michael Dougherty que aun tiene el toque luego de la maravillosa Trick r Treat. No supera su opera prima, pero es digna al transmitir lo que debe. 







Irrational Man



Es Woody Allen en piloto automático, así de sencillo. Tenemos lo de siempre: Los dilemas, la ironía, las inquietudes y los confrontamientos de la ética y la moral, la culpa, la identidad, el castigo, entre otros; pero en un paquete esta vez muy descafeinado, que desperdicia una idea con gran potencial. 

Los personajes con ciertas señas son meros contenedores de ideas y exposición. Esta escrita como siempre de manera inteligente, con buena cohesión y siempre es consecuente con lo planteado, aunque carece de atractivo. Es decir, el metraje en general se desarrolla bien sin cautivar o sorprender realmente, solo ves como todo sucede en una curiosidad pasiva, e incluso el existencialismo de Allen se percibe monótono -algo que jamas pasaba- en diálogos sin chispa cómica o dramática.

Es una buena cinta, nada memorable claro. Le falta mayor trabajo desde el papel y en todo lo demás. 







The Hateful Eight 



Estoy gratamente sorprendido. Ya extrañaba el lado más comprometido e íntimo de Tarantino en la más teatral cinta de su filmografía, por ello la carga emocional es inclusive más visceral y desgarradora que la sangre salpicada, donde las consecuencias golpean más. En comparación Django desencadenado obviamente es un espectáculo que apenas roza su discurso, aquí todo se exprime y propone con lo expuesto.

Sabemos que Quentin no construye villanos, sino seres cuyo comportamiento va de acuerdo al entorno y a sus decisiones. Cuestionas, o avalas sus actos, pero al menos comprendes el porqué son así. Sin embargo a diferencia de sus demás trabajos, donde sientes cierta empatía por las características y el carisma, los presentes individuos en mi opinión, desde el fantástico Mayor Marquis Warren hasta la fascinante Daisy Domergue, tanto en sus insólitos contrastes como en su idílica sutileza, son los más cercanos e interesantes dentro del universo Tarantiniano. Los requeridos dilemas planteados adquieren mayor fuerza no por sus diálogos esta vez –los más sencillos que ha escrito- sino por la explicita ambigüedad de sus actos y motivaciones, aun mas trabajados que en sus anteriores retratos de la venganza; tema recurrente con vastas aristas, desembocando en una extensa gama de posibilidades. Me dejo algo insatisfecho que explore poco a ciertos personajes –tan aberrantes como entrañables, marca de la casa- , aunque el conjunto está muy bien. Además su humor negro me saco unas buenas carcajadas.

De su apariencia no tengo queja, es un deleite visual y el formato de 70 mm viene de maravilla, pero en alguna que otra toma. Sinceramente en una historia menos hermética se aprovechaba mejor dicha novedad de antaño, esperaba un mayor despliegue al género que tanto adora su director. Lo anterior aplica a las partituras de Morricone, aunque muy bellas no chispean, apenas cumplen y generan la tensión necesaria en cada escena sin más. Una o dos me resultan algo memorables.

Una efectiva pieza madura de autor cautivadora, elegante, sobria y reflexiva. Valió la pena esperar la octava.







Gatchaman

 


Gatchaman, o Fuerza G para los amigos, es todo lo que esperaba de un Tokusatsu, y aun mas basado en un anime de Tatsuo Yoshida. No encontraras un gran guion, los personajes son arquetipos ya masticados y siempre tendrá ese gusto local tan disfrutable, sin embargo tiene escenas logradas y el dilema entre el deber y los correcto -muy explotado- funciona bastante bien en su fascinante sencillez. 

Sin dejar la sincera pretensión hacia el espectáculo, establece lo que desea contar; es directa y divertida cuando debe serlo en balance con el drama casi autentico. Todo en la superficie obvio, pero al menos hace que la experiencia sea mas carnuda, mas allá de la mera pirotecnia.

Me sentía tan involucrado, similar a la serie que tanto me gustaba, junto a la otra gran creación de Yoshida, Mach Go Go (Speed Racer o Meteoro.) Para mi conserva algo de su esencia, bien actualizada dentro de una factoría visual esplendida de acuerdo a su estilo. 

Como adaptación sobresale y aunque la sienta algo apresurada, o con elementos forzados, la aventura es tan amena que tal vez saque unas enormes sonrisas, como a mi. 







Star Wars 

Episodio VII: El despertar de la fuerza



Fui sin expectativas, pues en un principio a mis allegados les comente mi poco interés por el film. Nunca fui un gran admirador del universo de Lucas, mi interés radicaba más al estudio de sus influencias literarias y fílmicas. Me encantaban siendo joven y aun me gustan, hasta ahí.

Mi principal preocupación con la presente entrega es que fuera solo el obvio y descarado gancho comercial de Disney sin expandir la mitología. Son fascinantes los episodios del IV al VI por su honestidad, sencillez e imaginación, eran aventuras que cautivaban al público con buenos personajes, algo que transmitir y una historia que contar, sin embargo del I al III Lucas intento enriquecer su creación, brindando cuestionables resultados; no son para odiar del todo tampoco, dan ideas y momentos que funcionan, pero luego lo sobrecarga de exposición innecesaria e incluso ridícula, basta recordar la estupidez de los midiclorianos. Disfrutables, aunque son un mero compendio de buenas intenciones.

Luego de todo esto, que tal fue esta nueva incursión a la muy lejana galaxia, estuvo sobresaliente, demasiado complaciente para el fan acérrimo –también para el fanboy cansino y tan exiguo como la fama de Boba Fett-, y aun así percibo algunas brisas con toques de audacia. Por supuesto apela a los guiños nostálgicos en sobremanera, mas no depende tanto de ellos. Tiene un esqueleto muy similar al episodio IV, pero da una renovada perspectiva a un relato llevadero de protagonistas interesantes, con trasfondos firmes y un desarrollo apenas correcto. Siendo una franquicia tan prostituida, orientada casi a lo efímero ahora, por fin dieron una gran sesión de placer significativo de acuerdo al dinero invertido, ni en los mejores moteles.

La disfrute tanto, y tuve lapsos emocionales lo admito. Reencontrando detalles, escenas y algunos queridos e icónicos personajes que complementan muy bien al nuevo elenco, no obstante el ritmo apresurado de J.J Abrams –requerido más en Star Trek- afecta levemente la progresión general del film. Hubo escenas que necesitaban más tiempo en concretarse, sin olvidar cierto abuso de las conveniencias tan cortantes con la inmersión. A pesar de ello los conflictos políticos, sociales e íntimos y el subtono filosófico se conservan hacia conclusiones aceptables, pese al ligero desbalance. Por eso creo que todo el recorrido vital de Rey –grandioso carácter femenino- requería de calma y dimensiones para crecer naturalmente como Luke; es una “Mary Sue” pasiva. Además debía cimentar más a Finn, cuyo trasfondo desborda potencial, o darle mayor presencia al carismático Poe Dameron, entre otros. Yo se que desean guardar cositas para las siguientes cintas, pero ahí está el terreno a explorar. Lo realmente logrado fue Kylo Ren, un ser de cuidados matices y un dilema interno soberbio, mejor que Anakin. De resto adoro los efectos visuales y prácticos, algo de textura y relieve en las bellas tomas evocadoras. Un entregado Abrams madura con la cámara y la narrativa, dirigiendo con inteligencia a sus actores.

Me gusto muchísimo y sin aportar nada nuevo puede sostenerse como entretenimiento digno, casi apoteósico. No la esperaba, pero quede satisfecho.







Por
Oscar Cabrera 






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