LUPIN III Y EL CORAZON PURPURA DE CLEOPATRA - CRITICA



Director: Ryuhei Kitamura
Guion: Mataichiro Yamamoto bajo el seudónimo de Rikiya Mizushima
Género: Acción/Thriller/Comedia
País: Japón
Año: 2014

El renombrado Lupin III, nieto del legendario ladrón de guante blanco Arsenio Lupin, junto a sus aliados Daisuke Jigen, Fujiko Mine y Goemon Ishikawa, planean robar El Corazón Purpura de Cleopatra, un codiciado tesoro en posesión de un poderoso hombre llamado Pramuk. Sin embargo  para nuestro grupo este trabajo es más personal de lo que imaginaban.


Yo siempre he sido del bando que esperaba con ansias una adaptación en imagen real del carismático, astuto e hilarante ladrón Lupin Tercero (Rupan Sansei) y sus increíbles aventuras, tan equiparables en escala e ingenio con Tintín o inclusive Indiana Jones. El día ha llegado -no vi la versión fílmica también en live-action de los setenta- y esta visión del siempre dinámico Ryuhei Kitamura cumple, pero pudo ser algo mejor. Tomemos en cuenta que tenía una enorme tarea entre manos, hablamos de renovar una de las franquicias más longevas del anime y manga, un vasto universo creado por Kazuhiko Kato, alias Monkey Punch y llevado tanto a la televisión como al cine en varias películas –entre ellas la gloriosa El castillo de Cagliostro, opera prima de Hayao Miyasaki- del famoso estudio de animación TMS (Tokyo Movie Shinsha), responsable de otros clásicos como Doraemon, Las Guerreras Mágicas (Magic Knight Rayeath) o el Detective Conan; en otras palabras, había incertidumbre en la ejecución de Kitamura, aunque al final salió airoso respetando el material de origen, a la vez que lo actualiza apropiadamente. Basta recordar que el sujeto es un especialista adaptando mangas a la pantalla, la potente Azumi así lo demuestra.


Fui guiado por mi intuición de espectador y disfrute mucho del metraje como digno entretenimiento, luego de otro visionado se perciben inconvenientes. En algunos momentos la fidelidad en concretas referencias (fanservice) puede jugar en contra, pues ciertas acciones, reacciones, situaciones, o gags son más efectivos en animación que en esta cinta. Comprendo que hayan intentado imprimir ese tono nostálgico desmesurado y alocado, era necesario, pero se ve algo irregular porque pretendían establecer un contexto verosímil -de acuerdo a los parámetros de sus géneros- y esos instantes parecían sacados casi en crudo del anime, sin mayor creatividad en su traducción al lenguaje real. No obstante posee un balance de ritmo óptimo que jamás altera la experiencia en conjunto, son meros escollos en realidad; en demás secuencias, o diálogos, prevalece cierta inteligencia y siendo fan lo agradezco bastante.


No olvidemos que es un filme de entretenimiento fluido y se sostiene por la concreta construcción de sus personajes. Son cercanos y atractivos, tal como sus contrapartes en dos dimensiones; se nota el detalle en su aspecto, motivaciones y características, son interpretaciones auténticas. Es un emotivo reencuentro entre viejos amigos, saludando con gusto a Lupin, Fujiko, Goemon, Jigen y por supuesto a nuestro agente de la interpol inepto favorito, Koichi Zenigata. Ellos sacan adelante una historia que sin la marca no podría defenderse sola, sería un festín genérico de acción, una heist movie llevadera carente de sorpresas con notorios agujeros de guion. Nada es original, todo se ha contado, pero no hace daño esmerarse un poquito más en pulir o pensar en otros giros argumentales al menos. Pongo de ejemplo lo más reciente de la franquicia, donde vemos un esfuerzo en renovar la formula, y no hablo del ameno crossover con el mencionado e igual de sobrexplotado Conan, sino de la maravillosa serie realizada por Sayo Yamamoto, Lupin III: La mujer llamada Fujiko Mine, protagonizada por nuestra “Femme Fatale” y que propone un acercamiento o perspectiva exuberante e incluso más profunda hacia las distintas facetas del cuarteto. De todas maneras en la presente odisea tienen su justo tiempo en pantalla, son introducidos directamente y progresan de forma natural a pesar de su resolución, volviendo al status quo ya distintivo de la casa. Digamos que es constante en el buen sentido, ademas trae esa sensación de otras entregas como Adiós señora libertad o El dragón de la muerte.

Está bien filmada, el montaje es cuidado y la banda sonora, nada sobresaliente, funciona en un regocijante producto. Extraño las piezas de Yuji Ohno, pero como un buen jazz rápido y divertido, te dejas llevar si estás dispuesto. 

Por OSCAR CABRERA




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