CULTO FILMICO - CECIL B. DEMENTED - CRITICA
Guion y
dirección: John Waters
Género: Sátira/Comedia negra
País: EE.UU
Año: 2001
Honey Whitlock es una estrella cinematográfica, una actriz
madura de mal carácter, engreída y déspota que llega a la ciudad de Baltimore
para el estreno de su nueva película. Sin embargo en pleno evento es raptada
por una banda revolucionaria de realizadores, liderada por el impávido Cecil B.
Demented al proclamar alegatos contra el cine comercial. Luego él y compañía
emprenden a toda costa la filmación de un proyecto alternativo protagonizado
por Honey, quien ignorando las consecuencias se comprometerá con la causa.
El crecimiento artístico es un concepto de perpetua
polémica, siempre polarizada al extremo cuando presenta opciones en la
orientación de tu obra. Puedes escoger el camino abrumador, enorme y
desgastante del papel moneda en constante multiplicación e ideas adiestradas, o
componer tu visión honesta de la eventualidad humana limpia de amañadas y
conformistas percepciones del ser. Sería relativo decir que lado es correcto o
no, pero algo puede afirmarse con certeza, lo que elijamos jamás debe traicionar
nuestra identidad. Se nos recuerda tal pensamiento en, tal vez, la película más
lograda del extravagante y mordaz John Waters.
Mantener la integridad ética en el arte no es un tema nuevo
para su creador –explorado además en otro film suyo, 'Pecker'-, pues ofrece, y
a la vez critica, algo que muchos expresan pero pocos sustentan, opinión. Mediante
una sátira social muy negra que maneja con ingenio, cuestiona sin mesura los
cánones morales y financieros de un sistema represivo, hasta enajenado que
margina a los que tienen voz para plasmar e inclusive denunciar su podredumbre.
Todo ello representado en la dualidad entre la independencia fílmica y los grandes
estudios; un ejemplo enloquecido de cine dentro del cine.
Comprende un significativo progreso de Waters desde sus
comienzos intencionalmente cutres de estética "camp" -Desperate Living aun taladra mi cabeza-, a un refinamiento del lenguaje y la estructura, pero con la misma irreverencia de su "Trash cinema" previo. Es un acercamiento irónico al mainstream y aun así arremete con la misma transgresión a la censura corporativa. Exagerada,
aunque verosímil.
Además de confrontar, posee esa peculiar exaltación y empatía
hacia los excéntricos personajes que tan solo quieren sobresalir y hacer algo
significativo con su existencia, evitando sacrificar la individualidad, 'Hairspray' o 'Pink flamingos' comparten esa gran constante hasta la fecha. Sobresale
la construcción del humor gamberro y corrosivo surgido de las experiencias
humanas, haciendo al film un coherente
exponente de la verdadera corriente underground.
Reconozco una competente dirección actoral al conseguir
credibilidad en personajes propensos a la caricatura gratuita, pero su autor de
las arreglar interacciones orgánicas desde un guion sencillo, aunque
entendido. Destaco la relación
director-musa genial entre Cecil y Honey, no obstante tiene gran apoyo de unos
secundarios definidos y relevantes de acuerdo a ciertas referencias cinéfilas nada
disimuladas, tatuadas literalmente.
Disfrutable declaración abierta contra los medios masivos que distorsionan y absorben mentes frágiles al tergiversar términos como ‘subversión’; rebajando el colectivo social a un proceder convencional turbio.
Por OSCAR CABRERA
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