CLÁSICO - ANNIE HALL - CRITICA



Direccion: Woody Allen
Guion: Woody Allen y Marshall Brickman
Género: Comedia romántica
País: EE.UU
Año: 1977

Alvy Singer es un sujeto bastante neurótico que ejerce como comediante, pasando de actuar en escenarios a intentar escribir para televisión. Tras romper con su última novia, Annie, reflexiona sobre su vida al remembrar sus anteriores amores, en especial su relación con ella y concluir que sus propias manías e inseguridades son lo que arruina tales acercamientos.



Uno de los pocos que ha podido balancearse entre la delgada línea de fantasía y realidad, siempre ha sido Allan Stewart Konigsberg, mejor conocido como Woody Allen, un hombre que gracias a este film dio rienda suelta a la génesis de su estilo fílmico como autor. Nos cuenta con una pasmosa facilidad por medio de un humor agudo y socarrón, que incentiva a la reflexión de manera accesible, sus inquietudes sobre la muerte, el sexo, las relaciones humanas e inclusive la valoración de la obra artística. Solo Allen es capaz de aligerar este relato sin infravalorar el bagaje intelectual utilizado en diálogos agiles, contándonos con otra perspectiva el fenómeno más gastado de la comedia romántica, el chico conoce chica y luego la pierde.


Nos presenta una estructura a veces no lineal, dando flashbacks bastantes hilarantes y concluyentes sobre las características de sus personajes sin frenar el desempeño narrativo. Enfatizando en rupturas de la cuarta pared o el uso de otras fuentes estéticas como la animación; todo esto para relatarnos el crecimiento reciproco de dos seres en un universo autobiográfico no tan introspectivo. Con Annie Hall su autor presenta cimientos de lo que serán sus obsesiones y guiños nostálgicos a su formación como individuo en futuras piezas más logradas aun. Sean tributos a su querida Nueva York, introduciendo esa gran obra llamada ‘Manhattan’, jugar con la perspectiva femenina en ‘Hannah y sus hermanas’, o sin ningún pudor contarnos sus miserias en ‘Desmontando a Harry’.



Definitivamente una muestra de divagación existencial disfrazada de un divertimiento más que llevadero. Gracias a unos personajes entrañables y líneas tan elocuentes, como brillantes a raíz de pensamientos coherentes e imaginación extensa bien canalizada. Tal receta le ha resultado también en el drama con trabajos destacables como ‘Crímenes y Faltas’ o ‘Match Point’. He aquí un romance libre de los empalagosos clichés del subgénero. 


Para terminar tengo el ejemplo perfecto en una escena donde trascurre una discusión entre la pareja protagonista y durante el cauce de las circunstancias, presenciamos uno de los cameos más geniales en la historia del cine. Sencillamente catártico, valdrá la pena.


Por: OSCAR CABRERA





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