ESPECIAL - MARGOT EN LA BODA - CRITICA


Guion y Dirección: Noah Baumbach
País: EE.UU
Género: Comedia dramatica
Año: 2007

Margot y su hijo adolescente Claude toman un tren hacia Long Island, lugar donde su hermana Pauline está a punto de casarse con Malcolm, un artista bohemio. Ella se muestra como una mujer reprimida, amargada, e insegura, demostrándolo con enfado a todos los que la rodean. Pauline al principio siente alegría por la inesperada decisión de su hermana para acudir al evento, pronto se da cuenta de que está llena de frustraciones.

Tenemos distintas formas de manejar nuestra vulnerabilidad, ya sea reprimiéndola y camuflándola en un cascaron de personalidad banal o en introspección profunda, reflejando tales miserias personales como forma de aversión frente a los demás pero a la vez contemplar a los otros engañarse. Observando en ellos y experimentando en nosotros, imponer un proceder en lugar de confrontar, aceptar y canalizar complejos emocionales para encontrar serenidad.



Lo antes mencionado se enriquece en el film por… digamos, una semiótica visual de lo cotidiano, le denomino así a una serie de signos que posee cada personaje para enfrentar un mundo agobiado por el desapego, no solo entre seres queridos o personas dispuestas a entrar en su mundo interior, también en sí mismos. Sería un error decir que en los individuos solo hay tristeza, en verdad son un caldero de sentimientos indescriptibles que inconscientemente han sido dotados con su respectivo signo para exteriorizarlo, sea en exabruptos de ira o euforia ambigua con melancolía.

Su puesta en escena es orgánica y llevadera que va más allá de la verosimilitud, estamos inmersos en un acercamiento factible al realismo, que de alguna forma logra involucrarnos en unos personajes tan peculiares del imaginario de su autor en forma compasiva y nada parcial a un colectivo. El trabajo de Baumbach termina recordando la obra de Mike Leigh en lo referente a construcción de personas, no personajes, con piezas como ‘Todo o nada’. Brindándoles la dignidad que Hollywood arrebata planteando estereotipos.



Se le da énfasis a los pequeños detalles para transmitir algo y a los diálogos concretos en escenas carentes de efectismo con implícitas señales, provista además de elocuencia visceral gracias a la cinematografía. Aunque sin desmeritar su bagaje estético, todo recae en las fuertes proezas actorales, lo digo así porque vemos no solo a una Nicole Kidman esplendida, u otro excelso trabajo de Jennifer Jason Leigh a pesar de ser tan injustamente infravalorada, me refiero a que milagrosamente gracias una dirección franca y perspicaz, Jack Black puede hacer un rol dramático natural. No se ustedes, pero es increíble para mí.

En conclusión, evitando confundirla con un estudio psicológico total, la película es una anécdota sensible bien narrada y cautivadora por su honestidad retorica. Su director nos dio una obra al nivel de su anterior e imprescindible ‘The squid and the whale’.

Por OSCAR CABRERA




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