NEOCLASICO - MILLENNIUM ACTRESS - CRITICA


Dirección: Satoshi Kon
Guion: Satoshi Kon y Sadayuki Murai
País: Japón
Género: Animación/drama
Año: 2001

El cineasta Tachibana decide hacer un documental sobre la vida de Chiyoko Fujiwara, una reverenciada actriz retirada hace años y cuyos motivos son un misterio, hasta ahora. Reunidos en su alejada residencia, ella comienza a contar su historia, la cual posee una doble dimensión.

Mirada onírica afinada del animador Satoshi Kon, tan inspirado como en sus posteriores trabajos ‘Paprika’ o ‘Tokio godfathers’ y distanciándose de la oscura, sofocante y difusa emocionalmente ‘Perfect blue’. Ofrece un drama con sabor añejo del cine clásico, aunque con un meticuloso estudio psicológico.

Simulando un lienzo con todo su pigmento difuminado, examinamos con detalle los recuerdos cándidos de su protagonista, sonsacando sus prominentes añoranzas idílicas mientras evoluciona ardua e impetuosamente al confrontar las salientes de la pintura. Sobrepone tales deseos en concordantes metáforas y manifestando con brío su condición anímica.



Su puesta en escena, cuyos elementos estéticos cumplen acertadamente como reflejo de cada fase psíquica interna en ella, transgrede la propia narrativa cinematográfica para crear una especie de metalenguaje, en otras palabras, ‘cine dentro del cine’; usándolo también creadores como Federico Fellini con ‘Ocho y medio’ o Woody Allen en su homenaje a Fellini, ‘Recuerdos, polvo de estrellas’. Consiguiendo recrear en los platós e imprimir en los rostros ajenos sus intensos sentimientos frente a las situaciones adversas y diluyéndolas en la fantasía para confrontarlas; logrando esbozar, escudriñando con trazos sensoriales, la pericia del intrínseco propósito vital.

Tal culminación de analogías es verosímil por un personaje principal bien construido y representado que interactúa encarnizadamente frente a lo planteado, haciéndolo accesible. Aportando en cada una, enfatizando al difuso inconsciente, un nuevo eslabón a su alma.


Se deja un lado la gastada voz en off tradicional para introducirnos a los documentalistas en el relato, acercándonos aun mas como espectadores hacia los concisos conflictos sin dejar cabos sueltos al prolijo relato, mas allá de solo transformar el espacio y el tiempo. El cine aquí no es solo alegoría al potencial de existencia humana, sino un canalizador de perseverancia.

En conclusión, una abrumadora odisea sobre la madurez cuyo trasfondo nos es identificable por la veracidad de sus impactantes encuadres. El realizador da constancia de que la ensoñación es un mecanismo de supervivencia para la cimentación individual, habitual en su filmografía.

Por: OSCAR CABRERA







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